I´ve Got You Under my skin

I´ve Got You Under my skin
Kaleb y Erick (hermanos Navarro Cezanelli)

miércoles, 19 de octubre de 2011

I've got you under my skin


Capítulo 10



Mañana nos separaremos, ambos lo sabemos.




Observo tus oscuros ojos y me pregunto ¿podrás soportarlo?










Se encontraba algo cansado. Era muy tarde y el trabajo era demasiado.




-Me duele la cabeza-frotaba sus sienes tratando de aminorar la migraña que se había presentado.




-¿Por qué no descansas un poco?-Marco le acercaba una taza de café.




-Se aproximan tiempos de crisis, tenemos que estar preparados-le dio un sorbo a la bebida-. No puedo descansar.




-Ya es tarde...son las 9-dijo mirando su reloj-. Yo me tengo que ir.




-Ve pero yo me quedaré a terminar-le aclaró.




-Está bien Sebastian-se colocó su saco, el cual estaba en el respaldo de su silla-. ¿Quieres que llame a tu casa?-preguntó a punto de salir.




-No, ya avisé-le despidió-. Nos vemos mañana.




-Sí, como digas-Marco salió de la habitación.




-"No puedo ver a Yamil después de lo que pasó anoche"-cerró sus ojos tratando de olvidar pero los recuerdos golpeaban su mente.









*Flashback*









Dos cuerpos desnudos, apenas cubiertos por las blancas sábanas, se abrazaban en la oscuridad de la habitación del menor.
No debían hacer ruido porque Yelena se encontraba dormida en la habitación contigua.




En la madrugada Sebastian despertó inquieto y anhelaba tener a su niño entre sus brazos. Estuvieron 3 semanas sin tocarse y estaba a punto de perder la razón.




Yamil descansaba su cabeza en el pecho de su padre mientras éste le acariciaba la espalda.
Ese cuerpo había cambiado de forma deliciosa y a Sebastian cada vez le costaba más compartirlo.




-Yamil-kun...-éste le prestó atención-. Abandona a Nehüen-pidió al mismo tiempo que acariciaba su rostro.




-Pero Sebastian...-le miró a los ojos-. Es peligroso...además ¿tú dejarías a mamá?-le recriminó.




-¡Por supuesto!-notó que había gritado y habló más despacio-. Sabes que te amo y que lo daría todo-lo miró con tristeza-. Pero al parecer a ti no te importa-se levantó de la cama y se fue de la habitación.




-Papá espera...-Yamil quiso detenerlo pero ya se había marchado-. “Es cómo dice Erick, soy un idiota”-sus lágrimas caían humedeciendo las sábanas.









*Fin flashback*









-Soy un idiota-suspiró-. Me estoy volviendo loco-fijó su mirada a una fotografía que estaba oculta entre la cantidad de papeles. La tomó entre sus manos y notó que era una imagen de Yamil y él abrazados.
En ese tiempo sólo eran eso, un padre y un hijo abrazados.
Sebastian jamás hubiera imaginado que terminaría deseando que esos azules y puros ojos le pertenecieran.

-¿Qué me has hecho Yamil?-con la yema de sus dedos acariciaba el rostro del menor anhelando, de alguna forma, que no fuera sólo una imagen y que su niño estuviera frente a él-. Tu cuerpo es cada vez más adictivo-cerró sus ojos por un momento-. Daría todo porque estuvieras aquí ahora-volvió a abrirlos-. Odio que nuestro amor sea prohibido ¿por qué tienes que ser mi hijo?-se concentró en su trabajo-. Debo terminar con estos papeles.









 




En una de las tantas habitaciones de la mansión Duchon...

-Entonces nos vemos mañana-Yamil hablaba por su celular.




-Claro Yamil-kun nos vemos-la llamada se había terminado.




-"Es mejor así ¿verdad Padre?"-Suspiró y miró el reloj de su habitación-. "Está tardando mucho"-se acostó en su cama boca arriba-. "¿Dónde estás?"-estiró su mano hasta su almohada y sacó una fotografía que estaba debajo de ella.




La miró con nostalgia. En ella estaban él y su padre jugando.

-"¿Cuántos años tenía? Supongo que unos siete años"-volvió a colocar la fotografía en el lugar-. "Me gustaría volver a esos tiempos. Era feliz y no sentía estos deseos"-cubrió sus ojos con sus brazos-. "Ahh Sebastian ¿qué me hiciste?-se levantó cuando sintió que su estómago se quejaba-. "Tengo hambre"-se fue al comedor.












Kevin daba vueltas en su oficina. Necesitaba ver a su hermano y todavía faltaban dos horas. Le hubiera gustado salir y despejarse un poco pero le había prometido que lo esperaría allí.




-"¡Maldita sea!"-lleno de frustración golpeó el escritorio-. "Hace mucho que no pruebo tu piel...vuelve pronto"-el chirrido de la puerta le comunicó que alguien había entrado.
Kevin estaba a espaldas de ésta, por lo tanto no sabía quién ingresó-. ¡Ordené claramente que nadie me molestara! ¡Así que largo!




-Aniki...-cuando escuchó esa dulce voz se dio vuelta inmediatamente.




-Dilan...-Se mantuvo mirándolo como si no creyera lo que veía-. Llegaste temprano-le sonrió.




-Perdón...-su mirada se dirigía al suelo-. Tenía ganas de verte y vine lo más rápido que pude, yo...-. No pudo seguir hablando porque su hermano lo había abrazado de un momento a otro-. Kevin...




-Te extrañé…-lamió el cuello del menor-. Ahh…tanto….




-Ahhh...Kevin…-se estremeció a tal punto que dejó caer su maleta al suelo.




Kevin besó sus labios con intensidad y lentamente fue conduciéndolo al sofá donde estuvieron juntos la primera vez.




Le despojó del saco representativo de Amanecer que llevaba y sin ésta fue desabrochando los botones de la camisa blanca, sin dejar de besar los dulces labios que tanto le provocan.

Dilan le correspondía e iba desnudándolo, aunque más lento que su hermano. A pesar de que hace mucho que están juntos, aún le parece un sueño el estar de esa forma con él.

Kevin abandonó su boca y descendió por su cuello. Repartía besos por toda la blanca piel y cuando llegó a los pezones, los lamió, los succionó y los mordió apenas.
Para el mayor, el cuerpo de su hermano era el más delicioso manjar y debía probar hasta el último centímetro para poder saciar el hambre que adquirió en esas semanas, en donde ambos estuvieron separados.




Dilan arqueó su espalda cuando sintió la lengua de Kevin en ese lugar. Él sólo se dedicaba a acariciar la espalda del mayor. Lo hacía de forma delicada, todo lo contrario a su forma de amarse.




A Kevin le extrañó está actitud.




-¿Qué sucede Dilan?-dejó su labor y lo miró a los ojos-. Estás muy extraño.




-Lo siento aniki...-acarició su rostro y luego lo tomó entre sus manos para darle un dulce beso-. Esta noche quiero que sea diferente...por favor-le suplicó.




-Dilan... ¿qué es lo que te preocupa?-tomó un mechón de los cabellos de su hermano y los besó.




-Nada...-hizo lo mismo que el mayor-. Pasan muchas cosas es todo..."No sé que me pasa, pero siento que después de esta noche nada será igual" sólo quiero...entregarme a ti de otra manera...eso...eso es todo-habló nervioso.




Kevin notó su nerviosismo pero lo dejó pasar.


-Está bien...está noche será dulce...aprovechemos que ya no llueve...así puedo escucharte gritar.




Dilan se sonrojó completamente cuando lo escuchó.

-¡Hermano perver...!-el nombrado lo acalló con un beso suave, tranquilo, delicado. En él demostraba todo el amor que eternamente le profesa.




-"Sé que algo te está pasando... ¿por qué no me dices nada?"-dejó sus labios y lo miró directamente a sus oscuros ojos, como si ellos pudieran decirle lo que su dueño no se atrevía a revelar.
Acarició la cintura del menor y lentamente le quitó la ropa que comenzaba a estorbar.
Se incorporó levemente e Dilan aprovechó esta acción para imitar las acciones de su hermano.

Se sentó en sus piernas y entrelazó las suyas en la cintura del mayor. Besó nuevamente sus labios al mismo tiempo que sus manos acariciaban la ancha espalda.




Kevin se dirigió a su cuello y lo succionó hasta que una marca de propiedad pudo divisarse.




-Ahhh...Kevin...-tomó una de las manos de su hermano y ensalivó tres dedos-. No puedo más...-Introdujo en su entrada uno a uno los dedos de Kevin con brusquedad. Por ésta acción, Dilan mostró una mueca de dolor.




-Tranquilo puedes lastimarte-fue preparándolo despacio.


Trataba de tranquilizarlo besándole los ojos y bebiendo de las saladas lágrimas que habían caído por las mejillas del menor. Retiró sus dedos y los reemplazó con su miembro.




-Kevin...yo...-más lágrimas fruían.




-¿Qué sucede?-notó que estaba listo y empezó con las embestidas. Suaves al principio pero con el correr del tiempo aumentaron.




-Ahhh...aniki...-se abrazó aún más al cuerpo que le llenaba de placer.




-Dilan...te amo...-el vaivén era intenso hasta que el orgasmo fue inevitable. Aún agitados, Kevin recostó a Dilan en el sofá mientras salía de su interior.




-Kevin...yo...-rompió en llanto.




-Dilan... ¿por qué lloras? ¿Hice algo mal?-le abrazó angustiado.




-No es eso...tú me has hecho muy feliz...es...es sólo que... "Tengo la sensación de que nos separaremos"-correspondió el abrazo-. Nunca me abandonaras ¿verdad?




-Yo nunca haría eso-tomó el rostro de su hermano y le miró a los ojos-. Te amo Dilan...si nos separamos...Yo me moriría.




-Kevin...-más lágrimas caían al mismo tiempo que besaba los labios de su hermano-. Yo también te amo...mi corazón te pertenece-volvió a abrazarlo-. Vamos a casa...quiero descansar.





-Está bien-le cubrió con su tapado mientras buscaba su ropa-. "Dilan...muchas cosas extrañas están pasando ahora".










Seguía en su oficina, tenía hambre y estaba algo cansado. Había avanzado bastante y sólo faltaban unos pocos papeles.
Estaba terminando con ellos cuando la puerta se abrió lentamente y dejó ver a un joven que él conocía muy bien.




-Yamil...-aún no cabía en su asombro-. ¿Qué haces aquí?




-Amm yo...papá-entró en la habitación-. Mamá me dio dinero para comprar algo para comer-le enseñó una sonrisa y en su mano una bolsa que traía ramen instantáneo-. ¿Te gusta el ramen verdad?




-Yamil...-se levantó de su asiento y acorraló a su hijo contra la pared-. Ahora tengo hambre de otra cosa.




-Papá...-sus mejillas se colorearon de un tono carmesí-. Pero ¿qué dices?-Sebastian se apoyó más sobre su cuerpo, lo que lo puso más nervioso-. Emmm...el ramen se enfría-dijo sin darse cuenta.




-El ramen no se enfría, ni siquiera está hecho-besó su cuello provocando que el menor se estremeciera.




-Ahhh Sebastian...-Acarició los rubios cabellos de su padre mientras éste le desabotonaba la camisa que llevaba.




-Aunque...-le arrebató la bolsa-. Tienes razón-se apartó y volvió a sentarse-. Mejor comamos-despejó el escritorio-. ¿Preparas el agua?




-...-se mantuvo estático por un momento.




-¿Yamil?-le observaba con una sonrisa.




-... ¡Ah!...sí-dijo apenado. Tardó varios minutos en traer el agua caliente para que el ramen instantáneo estuviera listo para comer. 

Cuando se dio cuenta que estaba listo se sentó en un asiento frente a su padre y se dedicó a comer su cena.

-Itadakimasu-mientras lo saboreaba pudo sentir una mirada sobre él.


Levantó su rostro sin dejar de comer y descubrió los ojos lujuriosos de Sebastian, el cual se levantó de su lugar y se acercó.

-¿Padre?-no entendía lo que estaba pasando.

-Tengo hambre Yamil...-apartó el ramen de su hijo a un costado y sentó a Yamil sobre el escritorio-. Pero de ti-unió sus labios en un desesperado beso en donde demostraba su pasión y su arrepentimiento.
Mientras el beso seguía, le despojó de la camisa y sus labios fueron a parar a su cuello.

-Ahhh...Sebas...ahhh espera…yo…también…-sus manos se perdían debajo del traje que su padre llevaba.
 

Con mucho esfuerzo logró quitarle la vestimenta de arriba.
Lo hacia lentamente, ya que los labios de su padre no le permitían pensar en lo que hacia. Trataba de sostenerse, sentía que en cualquier momento se caería así que con fuerza se aferraba al escritorio.




-Yamil...-le susurraba al oído-. ¿Tienes hambre también?-Descendió y lamió sus pezones.




-Ahhh...Papá-cerró sus ojos y en sus mejillas se acentuaba el color carmín.




Al mayor esa imagen le pareció adorable.


-Eres tan lindo-se deshizo de las zapatillas del menor-. Dime...-sus manos recorrían los muslos-. ¿Qué sientes cuando te toco aquí?-acarició su miembro por encima del pantalón.




Yamil se estremeció y escapó de sus labios un suave gemido.




-Te gusta ¿no es así?-hizo presión en esa zona.




-Ahhh...Papá...mmmm...es...espera-quiso detenerlo pero al no sostenerse cayó de espalda sobre el escritorio.




-Yamil...-aprovechando lo ocurrido, Sebastian deslizó los pantalones de su hijo junto con la ropa interior.

Verlo en esas condiciones sólo aumentó su lujuria.

-Tengo mucha hambre-tomó el miembro de Yamil entre sus manos y no dudó en llevárselo a la boca. Lo succionó y lo lamió con fuerza, con deseo, mientras los gemidos que escuchaba eran música para sus oídos.




El menor no tardó en expulsar su semilla. Tener los labios de su padre en ese lugar...era como tocar el cielo con las manos.




-Sabes tan bien...-se acercó al rostro de su hijo y unieron sus labios.




Sus lenguas se movían frenéticas al mismo tiempo que Yamil bajaba los pantalones de su padre junto con sus boxers. Sus manos acariciaban la espalda del mayor y se aferraba a ésta. El beso terminó con un hilo de saliva aún cayendo de sus labios.




Sebastian ensalivó tres de sus dedos y preparó la entrada de Yamil. Éste se aferraba aún más al cuerpo de su padre.




Cuando notó que ya estaba listo se adentró poco a poco en él.

-Ahhh...Sebastian-en el momento en que entró completamente se abrazó a su hijo mientras esperaba que éste se acostumbrara.




-Mmmm...Yamil...te amo-empezó a embestirlo con rapidez pero esto no le quitaba la ternura con la cual le trataba.
Seguían abrazándose y Yamil tomó el rostro de Sebastian entre sus manos y le dio un inocente beso mientras no paraba de gemir.

-Ahhh...Sebastian...más...ahhh-su padre le obedeció. Ahora las estocadas eran más profundas y llegaban a ese punto que a ambos les llevaba al éxtasis total. Llegaron al orgasmo casi al mismo tiempo sin dejar de besarse en ningún momento.

Sebastian salió del interior de Yamil y volvió a abrazarlo.

-Perdóname Yamil, con respecto a lo de anoche yo...




-No digas nada...-puso un dedo sobre sus labios-. Entiendo lo que quieres decirme yo voy a...




-No tienes que hacer nada-acarició sus cabellos-. No importan los demás...mientras me ames sólo a mi...seré feliz.




-Sebastian...-le abrazó con fuerza-. Claro que te amo sólo a ti...nada va a separarnos ¿verdad?




-Nada-sus labios volvieron a unirse, sellando la promesa que acababan de hacerse.

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