I´ve Got You Under my skin

I´ve Got You Under my skin
Kaleb y Erick (hermanos Navarro Cezanelli)

domingo, 2 de octubre de 2011

I've got you under my skin




Capítulo 8





Se despertó sin razón aparente. Por unos momentos su mirada se concentró en la nada.



“Sayounara. 

Muhou no yami ni ochite yuku” 



Escuchó música a lo lejos.



“Sayounara. 

Kore de owari” 



-“Qué raro”-se levantó de su cama, divisó que el ordenador estaba prendido y tocaba la misma canción una y otra vez.



“Namida, namida, namida. 

Doukoku no ame kyomu to mukiau tabi afure. 

Tsuzuru kotoba ga nijimu” 



No le entendía la letra, se encontraba muy dormida como para eso. Pero por alguna razón, le molestaba, esa canción era demasiado lenta y muy oscura a su parecer.



“Namida, namida, namida. 

Kodoku to ichiru. 

Seijaku ni ikiru kara. 

Nidoto waraenu you ni kisande.” 



De un momento a otro un sabor salado penetró en sus labios.



“Kisande…kisande…”*



-“¿Estoy llorando por una canción? Qué ridícula”-apagó el ordenador-. “Por eso odio la música del espejo”-con paso desganado, fue hasta la cocina.

Era de madrugada y además era fin de semana y su tía se encontraba en el hospital haciendo guardia a pesar que ese debía ser su día libre.

-"Maldita sea"-con sus puños golpeó la mesa.

Como odiaba a esa directora que siempre la alejaba de la única familia que le quedaba. Su corazón se comprimía.

-"¿Por qué no puedes estar aquí, cuidándome como antes?"-desde que su tía trabajaba en ese hospital, los días que estaban juntas eran escasos.

Mientras bebía el jugo de naranja que sacó del refrigerador, reflexionaba sobre lo que había pasado últimamente.

Sabía que estuvo mal el haberle gritado pero su frustración la cegó. No había vuelta atrás. El error estaba hecho y no se arrepentía. A partir de hoy sería una persona completamente diferente.


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Cuando ingresó a la habitación y los vio dormidos de esa forma, una inmensa ternura le invadió. Si no fuera porque tenía que hacerle chequeos al menor, les hubiera dejado descansar. Se acercó silenciosa y les sacudió para que despierten.



-Erick...Kaleb...Es hora de abrir los ojos-les sonrió calidamente.



-Mmmmm-Erick abrió los lentamente los ojos y cuando se encontró con esa escena, se le colorearon las mejillas-. Aniki...despierta-le sacudió para que despertara.


-Erick...-Kaleb despertó pero no se movió de su posición, al contrario, su mano seguía acariciando el rostro de su hermanito con ternura.


-Kaleb-él la miró-. Perdón por interrumpir pero debo revisarlo-Kaleb salió de la habitación pero antes de retirarse miró a Erick con una expresión llena de amor y de dolor, cosa que no pasó inadvertida por la médica-. ¿Cómo te sientes?


-Un poco mareado-Dijo volviendo a cerrar los ojos.


-Es normal, perdiste sangre-tocaba su frente para ver si tenía fiebre-. No tienes temperatura, me alegro-le sonrió cerrando los ojos.

Erick la miró por unos segundos y luego le preguntó.

-Usted siempre está feliz ¿por qué?


-Nadie me lo había preguntado antes-le miró sorprendida-. Supongo...-se quedó un momento pensativa-. Supongo que debe ser porque no es bueno estar triste todo el tiempo, yo...no quiero llorar más, sólo eso.


-Ya veo "Es como si...lloviera sobre ella"-se fijó en los golpes que su cuerpo aún presentaba-. "¿Qué pasará cuando vuelva a casa?"-cerró los ojos y apretó con fuerza las sábanas-. "No quiero volver".


-¿Podrías voltearte?-el menor la obedeció y ella pudo observar las marcas que poco a poco iban cicatrizando-. Aquí abajo cicatrizó muy bien, como lo hubiera esperado de mis ungüentos-Erick volteó y su sorpresa acompañó al rubor de sus mejillas-. ¿Creías qué no lo sabía?


-...-el azabache no respondió sólo se quedó mirando a la nada.


-Dime Erick, tú quieres mucho a tu hermano, ¿no es así?


-¿Por qué lo pregunta?- preguntó algo nervioso.


-Porque veo en tus ojos el puro e inmenso amor que le profesas-el sonrojo aumentó-. No te avergüences, es lindo sentir eso... ¿qué es Kaleb para ti?


-Para mi...Kaleb es como...un dios...es la persona que más quiero y adoro...si él no está...yo moriría... ¿está mal sentir lo que siento?-sorprendiéndose de sus propias palabras, miró los ojos verdes de Anahí esperando una respuesta en ellos.


-No está mal, al contrario, es hermoso lo que sientes-besó su frente-. Demuéstraselo lo mejor que puedas...-volvió a sonreírle y se retiró.


-Anahí..."esta persona es muy extraña".





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Se encontró con ella en el pasillo y le permitió el volver a entrar.
Otra vez lo veía postrado en esa cama que empezaba a odiar. Su pequeño hermanito debería estar afuera disfrutando de la vida o bien, cómo él deseaba, entre sus brazos.


-Aniki...-la voz de Erick lo sacó de sus cavilaciones.


-¿Cómo estas Erick?-le preguntó mientras se sentaba a su lado.


-Mejor...gracias-no lograba mirarlo a los ojos. Su corazón latía muy fuerte y deseaba volver a probar esos labios pero su vergüenza era más fuerte-. ¿Tú cómo estas?


-Yo no importo...ahora sólo eres tú el que importa-le obligó a mirarlo al mismo tiempo que sus manos acariciaban el rostro del menor.


-¿Por qué dices eso? Claro que importas...me preocupo por ti...no quiero que estés lastimado por mi causa "no me lo perdonaría".


-Erick, tú nunca me lastimarías...no estés triste...yo por ti...haría lo que sea "incluso soportaría el infierno"-besó delicadamente sus labios y Erick le correspondió de la misma forma.

Abrió la boca lo suficiente para que la cálida lengua de su hermano se adentrara y, muy lentamente, las lenguas de ambos se entrelazaran.

Kaleb se subió arriba de la cama y fue volcando su cuerpo sobre el de Erick. Mientras el beso seguía, el mayor delineaba la cintura de su hermanito, anhelante por despojarlo de esa bata de hospital que le negaba sentir esa suave piel. Erick le ayudó quitándosela y trataba de quitarle la ropa también. Los besos se intensificaban, estaban perdiendo la razón. No les importaba estar en un lugar tan público, sólo querían sentirse, demostrar su infinito amor y entregarse con intensidad.

El menor dejó al descubierto el perfecto pecho de su aniki y a pesar que sentía sus mejillas arder, deseaba seguir, deseaba que su hermano lo tomara y lo reclamara como suyo. Porque siempre lo fue y siempre lo será. Él es el primero que le enseñó a amar. Se estremeció cuando los labios de su hermano se apoderaron de su cuello.

-Ahh...Kaleb...-débiles jadeos escapaban de su boca.

El mayor seguía acariciando todo el cuerpo de Erick y con sus besos trataba de borrar las marcas que ese desgraciado le había dejado.

Volvió a mirarlo y vio lágrimas surcar sus ojos. Se sintió culpable y salió de la habitación corriendo, completamente turbado.

-"Estuve a punto de hacerle lo mismo... ¿en qué estoy pensando?"-enredó sus cabellos con sus manos y los desordenaba-. Casi te lastimo...perdóname...perdóname.


-Amar no es un sacrificio sino un placer que debe sentirse con intensidad, más aún si es correspondido-Anahí estaba parada frente a él con una mirada indescifrable.


-Usted no entiende, no puedo lastimar a Erick...él es muy preciado...

Anahí caminó unos pasos alejándose de Kaleb y se detuvo.

-El primer error que cometemos es...no darnos cuenta lo que él otro quiere y necesita-se dio vuelta y le preguntó-. ¿No ha pensado en lo que Erick quiere? ¿En lo que anhela?


-Es sólo un niño y estuve a punto de aprovecharme de él.


-Es cierto pero cuando uno ama, la edad, el género, la sangre, no importan-comenzó a caminar-. No cometa el mismo error que yo-siguió su camino dejando a Kaleb sólo.


-"¿El mismo error? ¿Qué me habrá querido decir?"-entró nuevamente y vio a su hermano tratando de secar sus lágrimas con su brazo-. Erick...yo...


-Soy sólo un niño ¿verdad?-le interrumpió.


-No es eso-se acercó y acarició su rostro-. Es sólo que...no quiero lastimarte.


-Si no quieres lastimarme…-tomó las manos de su aniki-. Tómame...hazlo conmigo ahora-dijo con un intenso rubor.


-Erick... Te amo tanto-se subió a la cama otra vez y retomó las caricias y los besos.


-Ahhhhh...aniki-Kaleb lamía su pecho y descendía hasta llegar a su ombligo el cual rodeó con su lengua. Se deshizo de sus últimas prendas y lo sentó sobre sus piernas.

Sus manos tocaban los muslos de Erick y éste se estremecía. Kaleb lubricó tres de sus dedos y lo fue preparando. El menor le abrazó al sentir esos largos dedos abriéndose paso en su interior. Sus uñas le rasguñaban la espalda y pequeños gemidos salían de sus labios.

Cuando el mayor notó que estaba listo, reemplazó sus dedos con su miembro. Erick dejaba salir algunos quejidos e Kaleb iba a parar pero se lo impidió.

-No te detengas-le besó para que siguiera. Lentamente empezó el vaivén.

El azabache se acostumbraba y disfrutaba de la fricción de sus cuerpos. Sentir tan cerca la anatomía de Kaleb era el paraíso en la tierra y de ser posible le gustaría estar así para siempre. Porque sólo a él se entregaría de esa forma, porque sólo él era el dueño de sus pensamientos y de su corazón, mucho más que eso...es dueño de su alma.


-Erick...ahhh...te amo-lo acostó y siguió con las estocadas que cada vez eran más fuertes-. Te amo...ahhh...Erick.


-Nissan...ahhh...yo también...Kaleb...ahhhh...Kaleb-se besaban con intensidad, se profesaban todo el amor que mutuamente sentían. Porque ambos sabían que todo debe terminar y una vez que vuelvan a su hogar deberían callar. 

Pero por lo menos este momento, sería de ambos.

Cada vez que Kaleb tocaba ese punto que les enloquecía, no podía evitar el llenarse de lujuria al ver el rostro de su tierno hermano. Sus ojos entreabiertos, con las mejillas encendidas, gimiendo y rogando por más. Cada vez que lo arremetía, los gemidos aumentaban y eran más audibles.


-Ahhh...Kaleb...más...aniki...más-ver a su niño así le llenaba de éxtasis, aún más con ese hilo de saliva que escapaba de sus labios, el cual bebió para volver a besarlo.


-Mmm...Erick...eres tan dulce y...ahhh...cálido-aumentó el ritmo al mismo tiempo que lamía el cuello de su otouto, succionándolo hasta dejar una visible marca de propiedad.

Tenerlo entre sus brazos le llenaba de vida. Había anhelado tanto tenerlo que le parecía hasta irreal.

Ahora que observaba esa carita llena de placer se lamentaba no haberlo hecho antes. Kaleb iba a hacerlo esa mañana pero cuando despertó, Erick se había marchado.

Aún así, el poder probar esa blanca y tersa piel era suficiente para soportarlo todo. Incluso la dolorosa realidad que los golpeaba con fuerza.


-Aniki...ahhh...voy a...-Erick gemía al sentir el final.


-Erick...-en el momento en que ambos se vinieron, sus gemidos murieron en sus bocas producto de los besos que compartían. Kaleb salió de su interior y lo abrazó-. Te amo tanto Erick-unas efímeras lágrimas cayeron por sus ojos.


-Yo también aniki...con toda mi alma...-le correspondió con fuerza.


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Dos días después...



En el Instituto Aoi, Yamil se veía muy feliz.

No sólo tuvo su primera vez con la persona que amaba sino que durante el tiempo que estuvieron a solas, nadie les molestó. Además se enteró que ese día le daban de alta a Erick por lo tanto cuando se vieran iban a hablar de muchas cosas.

Estaba por entrar a su clase cuando Nadezhda pasó al lado suyo sin siquiera saludarlo.

-Hola-la chica lo miró de arriba a abajo y, como si no lo conociera, siguió su camino-. Nadezhda ¿qué sucede?-la tomó del brazo pero ésta se soltó con brusquedad.


-No me dirijas la palabra...yo no te conozco-le habló con tono cruel.

El rubio se le quedó mirando sin poder creer lo que escuchaba. No era la chica que conocía. Sus ropas ahora eran oscuras y su mirada era fría. Yamil no entendía el por qué del cambio pero sentía que nada sería igual.


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En el hospital de Temptress, Anahí se despedía de los hermanos Navarro Cezanelli.

-Vuelve sólo para saludarme ¿sí?-emocionada le abrazó-. No quiero verte en una cama ¿Ok, Erick?


-Ok-también la abrazó.


-Debemos irnos-Kaleb estaba esperándolo apoyado sobre un auto negro.


-Adiós Erick, cuídate-le dio un beso en la frente.


-Sí-fue a donde su hermano y ambos se alejaron del hospital.


-Tengo el presentimiento de que volveremos a vernos-entró a la guardia del hospital-. "Espero que no sea por algo malo"-suspiró.



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No quiso ir a trabajar sin comentarle a su hermano la decisión que había tomado durante la noche.

-Dilan...saldremos de todo esto.

-¿Qué?-Dilan lo veía sorprendido.

-Amanecer nos da el dinero suficiente para vivir tranquilos...no tenemos que seguir siendo yakusas-le besó con pasión.

-No sabes la felicidad que siento-le correspondió con la misma intensidad.

-"No quiero perderte...me moriría y mataría antes de eso"-lo que Kevin no sabía es que con esa decisión marcaría sus vidas. Ninguno de ellos sabía lo que el cruel destino les tenía preparado. Una vida llena de dolor y de tristeza era lo que les esperaba.






* Se trata de la canción Nakigahara del grupo Japonés the GazettE. Es el segundo estribillo y dice algo más o menos así.:“Adiós. Caeré en la oscuridad en donde no rige la ley. Adiós. Termina con esto. Lagrimas, lagrimas, lagrimas. Lluvia de lamentos. Cada vez que estoy frente a la nada, fluyen. Las palabras escritas están borrosas. Lagrimas, lagrimas, lagrimas. Se dispersan con soledad. Cuando vives en silencio. Grabado en el hecho de que nunca podré volver a sonreír. Grabado…grabado..."

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